tuna de magisterio de Ávila

Descripción

Todo comenzó en el año 1987, cuando dos aventurados alumnos de la escuela de magisterio, fortuitamente, encontraron una caja de cartón en la que mutaban unos trajes de tuno... lo que motivó la retorcida idea de formar una tuna, para bien nuestro y calvario público.
   Dicha idea fue llevada a la práctica y decidieron actuar por primera vez en las fiestas de la escuela, armados con un acordeón y una guitarra, cantando Clavelitos y Fonseca hasta la saciedad. Ante el éxito desmedido de esta primera actuación, decidieron buscar más gente, puesto que eran muy pocos. En este momento recordaron la existencia de una rondalla en la que ambos descubridores tocaban, y de ésta pasaron varios componentes a formar parte de la aventura entre los que estaba el que suscribe.
   Llegado el momento del primer ensayo comprobamos que instrumentalmente no sonaba nada mal, pero a la hora de cantar... uff, ¿y surgió!, surgió como caído del cielo un bandurria, (elTenorio), que tenía buena voz y subía mucho. ¡¡Cojonudo, ya somos una Tuna!! (todo esto sin saber que antes teníamos que ser bautizados y reconocidos).
   Poco después nos dijeron que si queríamos actuar en un pase de modelos benéfico para la excursión de fin de curso, pero aquí apareció el primer problema: no había capas ni becas para todos, por lo que adoptamos una postura salomónica: compartir las escasas becas de color azul sin escudo y las escasas capas con las cintas bordadas a bolígrafo como tratar de enfundarnos esos trajes de dudoso material entre paño de bejar y trapo para el polvo, que se ponían como los de los toreros: A presión y saltando sobre ellos .
   Y allí estábamos, en el escenario, impertérritos, dubitativos, desafiantes... pero tan contentos... Suenan tres golpes de pandereta y de nuevo Clavelitos, Fonseca y como estreno... Julio Romero (hombre, no sonó tan mal...) Todo acabó como acaban estas cosas, cocidos y sin dinero.
    Después de esta actuación estelar, tras unánime decisión, acordamos aprender algún que otro tema, ¡por si acaso!, por no repetir 20 veces Clavelitos y 30 Fonseca; y aprendimos Las cintas de mi capa, Mi bella Aurora, San Cayetano, Portugal y un sinfín de canciones ya conocidas en el Concilio de Trento. Y entre rondas, parches y actuaciones el tiempo fue pasando, eso sí, evolucionando.
   A todo esto seguíamos sin ser bautizados, hasta que un buen día, Panocha (Manolo) en uno de sus viajes por el extranjero (Segovia), a bordo de su R6 TL Special, vio pasar una Tunay curioso no pudo evitar abordarlos y preguntar: ¿-de qué Tunasois?. La respuesta cayó como un jarro de agua fría: - ¡De Magisterio! Desde ese mismo instante ya nada volvió a ser igual. ¡No éramos los únicos de magisterio del mundo! Y la beca era rojiblanca, con los faroles. Entre otras cosas, le informaron que pronto se celebraba un Certamen Nacional de Tunas de Magisterio en Castellón, al que acudirían ellos junto con catorce o quince Tunas más, al que también nos invitaron.
   Manolo (Panocha), de regreso de su viaje por aquellas lejanas tierras a bordo de su R6 TL Special, nos contó tan agridulce noticia. Tras muchos ensayos, deliberaciones y ponernos al día, (cambiar becas y faroles de color) decidimos acudir al certamen en masa, nueve personas, tres de ellos novatos, sin bandera, sin saber lo que era un pasacalles y sin nada, pero con mucha ilusión. Subimos al escenario con cuatro sublimes canciones: San Cayetano, Las cintas de mi capa, Fonseca y como tema estrella Tú me has.... Aunque os cueste creerlo, NOS APLAUDIERON (éramos los primeros en el orden) Como era de esperar no ganamos ningún premio, pero de allí volvimos bautizados por Segovia y Sevilla y con ganas de poner en práctica todo lo que habíamos aprendido.
    Tras diez años de viajar con la Tunaconseguimos por fin romper el maleficio. Fue en Cacabelos (León), donde obtuvimos el premio a la Segunda Mejor Tuna. Aquello fue la Fiesta, el alcohol corrió por nuestras venas y por las calles, la exaltación de la amistad se hizo patente, abrazos, besos, buena cena, momentos imborrables que sin duda ya han pasado a formar parte del Patrimonio Histórico de esta tuna. A partir de aquí se evolucionó acudiendo a muchos certámenes, ganando alguno de ellos, adquiriendo veteranía y vivencias que te curten. Pero por muy curtido que se esté y por muchos años que pasen, jamás podré olvidar estos comienzos de los que fui participe. Estos recuerdos son el mejor premio que esta Tuname ha otorgado.