ataques de santidas
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Descripción:
Siete piezas al Azar, muy bien ser el título de este espectáculo dividido en siete breves propuestas que podrían haber sido extraídas de la sección de sucesos de cualquier periódico y cuyos protagonistas no parecen, al ...
Publicado el 30/04/2008 13:58:41 | 738 visitas
Descripción
Siete piezas al Azar, muy bien ser el título de este espectáculo dividido en siete breves propuestas que podrían haber sido extraídas de la sección de sucesos de cualquier periódico y cuyos protagonistas no parecen, al menos en principio, seres demasiado santificables.
De los personajes más singulares podemos deducir la problemática más frecuente: la brutalidad, la crueldad, el sentimiento de culpa, la soledad, la desesperación, las preguntas, ¿la santidad?
Durante toda la obra, distintos tipos de ataques de santidad sorprenden a cada uno de ellos. ¿Quiénes? Una mujer maltratada, con sueños pecaminosos, una muchacha confusa con inclinación al suicidio, un agente comercial que vende paz espiritual, angustiado por la soledad y la inseguridad... Todos, menos a aquél de la sonrisa estridente, aquél de la seguridad dominante, el malo.
Diferentes escenas, desde un confesionario a monedas, la más genial de las ideas, a una resucitadora de la seguridad social; toda una historia de originalidades en la que la compañía Teatro del Azar ha trabajado para lograr el mejor de los resultados. Sobre el texto de Antonio Álamo, Javier Esteban y Mercedes Asenjo trabajaron y obtuvieron esta producción final en la que la calidad de la interpretación es patente.
Dominio de la escena. Ésta es la sensación que obtuve al contemplar por dos veces seguidas (un día tras otro) esta obra. Los actores se movían por el escenario y actuaban con una espontaneidad casi verdadera. Es más, de un día para otro, pude observar puntos en los que los mismos actores improvisaban frases o gestos que seguro enriquecen el espectáculo y los personajes.
Decorado y luces, algo que tampoco escapa al espectador en esta obra. Un decorado único, pero cambiante, absolutamente ingenioso, original, y práctico. Con un fondo aparentemente de latón (aunque consistente en láminas de plástico transparente sobre fondo negro, con estrías a modo de canelón sin enrollar) en el que un agujero deja pasar la luz de un foco, el único mobiliario del escenario es un todo multiusos perfectamente diseñado para cada escena. Una especie de caja grande rectangular que sirve desde confesionario a cama, desde basurero a podio para suicidas... Brillante.
Del decorado, a las luces. La iluminación en esta obra me parece tan fundamental como todo lo demás. El uso de los focos para cada ocasión, el juego entre sombra y movimiento. La luz, acompañada del sonido, también fundamental, producto de una tremenda imaginación, son fundamentales en esta obra en la que los fundidos en negro separan los espacios junto al sonido de una cisterna en funcionamiento.
Demasiados detalles quizá para un trabajo como éste, merecedor de la sorpresa, aunque nada es lo que aquí digo comparado con lo que se llega a ver. Y siguiendo con la d en cada párrafo, termino:
Divino, y ................ demencial, al mismo tiempo.
Hechos corrientes de gente corriente, santificados ¿a su pesar?.
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