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Tipos de evento: Ferias , Pasacalles

musical comedia

Descripción: ALANTRE Un comienzo. La música es, de las artes, aquella que desde la más absoluta abstracción que se manifiesta al ser interpretada por el músico, consigue sin necesidad de un amplio planteamiento teórico y al margen ...

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Publicado el 17/02/2010 17:52:51 | 2702 visitas

Descripción

ALANTRE

Un comienzo.

La música es, de las artes, aquella que desde la más absoluta abstracción que se manifiesta al ser interpretada por el músico, consigue sin necesidad de un amplio planteamiento teórico y al margen de ningún tipo de conocimiento previo por parte del receptor, despertar cualquier clase de sensación en el oyente. A diferencia de otras disciplinas como la pintura, la literatura o la escultura, la música nace con el Ser Humano, si no antes, pero no muere con él. Es indestructible y está abierta a la reinterpretación constante, lo que la convierte en universal, eterna e infinita. Universal, por ser un lenguaje alcanzado por el entendimiento de toda la humanidad, independientemente de cualquier otra ilusoria ficción construida que nos diferencie o separe; eterna, porque por medio de las piezas o las obras, sobrevive no sólo al intérprete primero o creador, sino a la época y a los tiempos, e infinita, por ser inabarcable e inconcebible, al tiempo de, desde su física pequeñez o inexistencia, poder residir en la mente o en el aire.

Un buen día fue seguido de una mejor noche, y en el jaleo de lo oscuro y desordenado de una noche de fiesta en Astorga, al día siguiente ambos se acordaban tan sólo de una cosa: Uno tocaba la gaita y el otro el bombo. Uno era maragato y el otro bañezano. Se puede decir que así fue como nació Alantre.


Peregrinando

Venía recorriendo la Vía de la Plata en dirección al Finisterre. Algunos decían que era del sur, otros que del norte. Él no se pronunciaba. En los pueblos por los que había pasado le recordaban como “el acordeonista triste”, haciendo alusión al tinte melancólico de las melodías que interpretaba. Sin embargo, los que habían hablado con él sabían que era una persona alegre. Al atravesar la maragatería se encontró con el gaitero. Fue entonces cuando se dio cuenta de que el sonido de aquel instrumento era necesitaba escuchar su acordeón para que sus melodías sonriesen.

La tormenta de equilibrio

Y de los montes de León, de allí donde las piedras se convierten en los ríos que vierten en el mar las intrépidas historias y leyendas de las montañas del interior, llegaron los truenos… y con ellos llegó el ritmo, la tormenta de equilibrio... porque daba igual. Ningún instrumento de percusión se le resistía.

El viajero

Y de pronto, de entre las brumas más próximas, alguien que estaba muy cerca llegó desde muy lejos, trayendo con él instrumentos de otras tierras y cuentos de más allá de los mares. Y trajo historias de otras culturas acercándonos a la cultura de otros pueblos. Era de aquí, pero vino de allá. Por eso trajo la pandereta, pero también el bodhrän.


POR EL MUNDO ALANTRE

Y comenzaron a caminar, siempre hacia delante, pol mundu alantre, con su música y su fiesta. Y allí donde iban, la gente bailaba y reía. Se hicieron compañeros del viaje y comenzaron a recorrer tabernas, pueblos y aldeas con sus instrumentos. Le pusieron banda sonora a los filandones y los magostos, al vino y las castañas, pero sobre todo, le pusieron banda sonora a las historias de las gentes de allí por donde pasaban.

Llevaban con ellos una gaita, un acordeón, un bombo, un tambor y una pandereta. Pero también llevaban las ganas de ver a la gente pasárselo bien, hasta el punto de que cuando esto no era así, se ponían tristes. Sin embargo había algo dentro de todos ellos que al mismo tiempo les envolvía por fuera y les hacía estar más unidos cuando más necesario era. Era entonces cuando la interpretación de sus temas iba más allá del plano estrictamente interpretativo y se convertía en una magia que terminaba embriagando a quien lo escuchaba. Entonces las caras de la gente esculpían sonrisas y sus cuerpos se entregaban al baile, danzando libremente, como si las melodías fuesen el viento y ellos las plantas agitadas por su silbido. Era entonces cuando los músicos de Alantre se ponían contentos de nuevo y todo sonaba diferente, como si a los acordes, ritmos y melodías se les hubiese dado de pronto una nueva capa de pintura brillante.

Los que venían de lejos pronto escuchaban la gaita y muy poquito después el resto de los instrumentos. A todo ello se unían gritos de júbilo de gentes que bailaban o de los propios músicos. Todo se iba oyendo cada vez más de cerca, hasta que llegaban al lugar donde los músicos y el público se habían convertido en un mismo elemento, en una máquina de música, diversión, fiesta, alegría… en una máquina de bailar… en una máquina de folk. Entonces, estos que venían de fuera, se daban cuenta de que no había diferencia entre los emisores y los receptores, pues todos eran un mismo engranaje en la que cada pieza era necesaria para que el resto funcionase. Estos sabían que sólo había dos opciones. Quedarse al margen o unirse al místico trance.

Así avanzaba Alantre por el mundo. En invierno junto a las chimeneas, rodeados de castañas y del calor de la gente y de los orujos; en verano, al abrigo de la noche, bajo las estrellas, sumergidos en la locura estival.

LOS ALANTRE

Carlos “Primo”. Gaita y voces.

Maragato de pura cepa y un poco gallego de apellido, está convencido de que su pueblo, Santa Colomba de Somoza es la capital de algún reino perdido en la historia. Todos creemos que debería hablar con un descendiente de Tolkien y tal vez conviertan a su querida capital en una región de la Tierra Media, o sino directamente acudir a un psicólogo. Es todo un paisano y por su puesto, gran amante de la fiesta y del buen comer. Es el joven del grupo… ¡aunque a veces parezca el abuelo!

Carlos “Fuelles”. Acordeón y voces.

Peregrino de la vida y pirata de la música, su existencia transcurre entre lo bohemio y lo trascendental. Además de tocar el acordeón, de vez en cuando hace canciones. Tal vez por su altura se dejó un día la cabeza en la luna y se fue a buscarla a Babia. Se cree que nunca la encontró. Si alguien le encarga algo que lo haga con tiempo y con insistencia… de veras, ¡creemos que no lo hace con mala intención!

Delfín. Bombo y fiesta.

Le llaman el “arrítmico” y no precisamente porque padezca del corazón. Es el único pez de interior, el Delfín de La Bañeza. Con él la fiesta está servida. Si de pronto el bombo deja de sonar… es señal de que pronto habrá una botella de vino para los músicos. Es con diferencia el más experimentado del grupo en cuanto a su tránsito por la vida, pero ¿creéis que le acompleja? ¡Todo lo contrario! En algún lugar del destino debe de haber un error, pues hay quien considera que Primo y él tienen la personalidad cambiada con respecto a la edad.

Segis. Percusiones, sonido.

¡Todo un profesional en esto de la música! ¿Qué harían el resto sin él? ¡Mejor no pensarlo! Es capaz de pasar del gesto más serio y concentrado a la más alegre, relajada y desenfadada risa en cuestión de una décima de segundo. Un tipo auténtico, de esos que quedan pocos. Un artista de la montaña de León. Si alguien quiere pasarlo bien… ¡que le haga reír! No tiene pérdida.

Sergio. Bodrhan, pandereta.

El Humanista, el Veterinario, el Charlatán, el “Cuentos”… se podrían decir mil cosas distintas que a la vez serían iguales. Un tipo legal donde los haya, en el que se puede confiar. Una argamasa de distintas culturas, un nexo entre civilizaciones… Si quieres contarle algo, ¡date prisa, hazlo antes de que él comience a hablar!
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